A continuación se muestran los microrelatos preseleccionados por la Asoc. Juv. MíaQué, para que pueda votarlos usted. El ganador se dará a conocer en la presentación del festival el día 7 de agosto.
(NOTA: Todo el material aquí presentado ha sido enviado por usuarios ajenos a la propia organización, dando por hecho que se cumple la normativas legales de propiedad intelectual y de las bases del concurso. Si detecta que los textos tienen derechos de propiedad y no están cumpliendo las normas, por favor póngase en contacto inmediatamente con la asociación para tratar de solucionarlo lo antes posible.)
El erizo y la serpiente.
El erizo se enamoró de la serpiente, pero ella tenía miedo a morir si le atravesaban sus púas. Él le prometió que sería bueno con ella y tendría cuidado. Finalmente, consiguieron abrazarse esquivando las púas. Entonces, llegó el momento del beso. Fue el erizo quien no salió con vida de aquella relación.
Emociones adeudadas
Daniel era de esa extraña clase de humanos que sólo muestra una emoción cada año bisiesto; sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, el día que cumplió los cincuenta, derramó una lágrima, y luego otra, y otra y otra… Sus ojos se convirtieron en sendos cántaros que vertían chorros de lágrimas, como si, en unos segundos, hubiese recuperado todas las emociones perdidas. No lloraba de pena, sino de alegría. Su mujer, que lo había abandonado años atrás, había vuelto a casa, tal vez a recuperar todas las emociones que su marido le debía.
La taza de té
La taza de té humeaba en mi escritorio. Ni el aroma a canela me animaba… Miraba aquella taza, tan sola, tan caliente, tan humeante… Ni el mejor sexo que acaba de tener hacía escasamente una hora había conseguido animarme… Esta sensación de soledad y miedo me había invadido y calado bien los huesos. De pronto mis pensamientos se congelaron en seco, el ruido de la sirenas desde la calle me entumeció por completo… Una sensación de pánico, remordimiento y a la vez de calma. Ay Arturo… te echo de menos… No tenía que haberte matado.
Mis puntos
Enumeraste mis puntos a favor y yo no te pude encontrar los contras. Tus puntos y seguido chocaron con mis puntos y aParte. Partes de una historia que comenzaron por el Punto G y terminaron por el “te quiero y punto”. Haciendo que tus puntos suspensivos se clavasen como balas en mi pecho. Haciendo de un hecho, el punto y final. Recordando lo que nos gustaba el aPunto de que te Coma.
Perdición
Dos amigos estaban locamente enamorados de la misma mujer. La pidieron que se decidiera por uno de ellos. La mujer eligió a uno y se casó con él. El día de la boda, el rechazado no pudo soportarlo y se pegó un tiro. No murió, y al salir del hospital, se casó con enfermera. El otro amigo, un día descubrió que su mujer le engañaba, quiso matar al rival, pero este se le anticipo y le pego un tiro. Le llevaron al hospital. Salvo la vida. Se divorcio. Estaba enamorado de su enferemera. ¡Era la mujer de su amigo!
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